Aclaración: No odio a los heterosexuales

¡Que no odio a los heteros!. Lo que pasa es que no me gusta su rollo. Entiendo que hay algunos divertidos, simpáticos y alternativos; aunque he de reconocer que "lo alternativo" cada vez me crea más sospechas. Bueno, el caso es que admito que tengo unos cuantos amig*s entre ell*s a los que quiero con locura. Y estoy de acuerdo,... al igual que putas, maricones, trans, tortilleras y otras degradaciones sexuales "hay de todo". Pero una vez hecha esta aclaración debemos puntualizar cual es su lugar en nuestra sociedad, y lamentándolo mucho la heterosexualidad y sus comulgantes se encuentran en la cima de la pirámide del valor sexual como diría Gary Rubin.

La primera irritación surge cuando se cuestiona la heterosexualidad. Una actividad de crítica de este tipo requiere ipso facto una introducción llena de buenas intenciones, en la que se reconozca la diversidad de posturas, los cambios producidos en los últimos años, la solidaridad y tolerancia de muchos heterosexuales respecto al reto de minorías sexuales, y el reconocimiento de que no a todos les gusta ser "clasificados de igual modo". Sin embargo, no entiendo el malestar que provoca estudiar el panorama de la diversidad sexual en la escena social. Pronto nos damos cuenta de que existen algunas prácticas sexuales llevadas a cabo por un determinado grupo que son dominantes respecto al resto de modos de gozo sexual. Seguramente se puedan hacer otros análisis, pero la heterosexualidad inequívocamente domina nuestro espectro sexual. Yo tengo claro que este malestar heterosexual es consecuencia del sentimiento de inestabilidad que puede provocar una crítica radical. Si embargo, lo que molesta no es la crítica, lo aseguro, sino que es la posible pérdida de privilegios adquiridos.

Las manifestaciones de heterosexualidad son una constante en el panorama urbano: los heterosexuales sin ningún tipo de pudor toman calles, plazas y pares para besarse y hacer pública su comunión con la institución familiar e incluso mostrar a sus hijos las bondades de este sistema de reproducción social. Haciendo así de la heterosexualidad un espectáculo diario que hace del espacio un lugar para la diferencia social.

Pero además, me resulta sorprendente como tengo que medir mis palabras cuando dirijo mi crítica hacia un grupo social por el que me siento profundamente agredido diariamente y que ha sido el promotor de la mayor parte, por no decir de la totalidad, del dolor homófobo. Sé que realizar comparaciones es terrible, pero en el cuestinamiento del fascismo, no existen limites y cualquier crítica es legítima, aunque muchos anti-fascistas solo llenan las paredes de verborrea machista. Sin embargo, si hablamos de cuestiones de sexualidad tenemos que regular el discurso y evitar herir sensibilidades. Al fin y al cabo, no podemos permitirnos sobresaltos.

Que nadie piense que con este texto se propone un genocidio heterosexual al estilo de Valeri Solanas; aunque la idea me parece divertida. Simplemente se trata de vomitar rabia, escupir "buenas prácticas" e intentar radicalizar la lucha de las minorías sexuales.

  • andressolo (no verificado)
    Dom, 05/12/2010 - 13:43

    Joder, seguiremos cagándola toda la vida al generalizar y agrupar a gente en categorías como "gays" "heteros" "negros" "blancos" "humanos", "no-humanos"...
    No me extraña que si a la gente le haces una crítica a su heterosexualidad mucha gente se muestre reacia a escuchar el mensaje de cuestionamiento de género.
    Crees que "muchos anti-fascistas solo llenan las paredes de verborrea machista. Sin embargo, si hablamos de cuestiones de sexualidad tenemos que regular el discurso y evitar herir sensibilidades. "
    Pues mira, mientras los fascistas asesinan inmigrantes por qué nos vamos a tener que andar con cuidado nosotras, por qué no vamos por ahí cortando pollas a heteros (pero sin odio, eh??) Me recuerda al discurso del BNP en el Uk o al del PP aquí. Ellos no odian a los inmigrantes... pero que se larguen.
    Son este tipo de artículos antiheteros los que ayudan a marginar al movimiento antigénero y el feminista.
    Qué triste.

  • wiky
    Lun, 06/12/2010 - 22:02

    Agradezco la crítica, he de reconocer que el tono no me gusta, pero es cuestión de estilo. No obstante tengo algunas puntualizaciones al respecto que me gustaría compartir:

    Mi postura política esta del lado de la deconstrucción, del terrorismo del género y de la creación de alternativas al binomio hombre/mujer. No cabe ninguna duda de que las categorías de género producen otro tipo de exclusiones que también deben ser tenidas en cuenta a la hora de elaborar los discursos y las prácticas radicales. Efectivamente "encajonar a las personas en categorías" es un despropósito del que no quisiera ser partícipe. A hora bien, tampoco estoy dispuesto a caer en la trampa de un deconstruccionismo absoluto. Es decir, no estoy dispuesto a aislar el discurso político de una realidad cultural en la que, efectivamente, existe un grupo que se identifica con un estilo de vida y de relaciones sexuales que es hegemónico y constitutivo de exclusión. Y a este grupo (heterosexual) que excluye, oprime, genera diferencia y mucho sufrimiento no quiero hacerle ninguna concesión. Lo siento!.

    Un planteamiento de deconstruccionismo absoluto en nuestro contexto cultural sitúa todos los tipos de relaciones bajo un prisma de neutralidad y legitimidad, como si el sexo fuese un acto corporal fuera de significados sociales. Sin embargo, cuando dos personas del mismo sexo mantienen relaciones sexuales, cuando las putas hacen la calle hasta las 6 de la mañana, o cuando un "travelo" se las tiene que ingeniar para sobrevivir en un mundo que le destierra, no se trata de un hecho inicente, aislado y normalizado, por el contrario son ejercicios de confrontación a la lógica del deseo heterosexual y del binomio hombre/mujer. Creo que no es lo mismo que un jovencito pida dinero a sus papas para casarse con su novia que para hacerse una vaginoplastia. Lo siento pero no es lo mismo, me encantaría que tanto lo uno como lo otro fuesen opciones posibles y libres para todos los cuerpos, pero por mucha deconstrucción, liberación y abstracción teórica que se proponga hay opciones acreditadas y otras que lo son, por aludir a Goffman.

    Pienso, que es un error plantear que no existen las categorías de género cuando las experiencias vividas demuestran lo contrario. Un planteamiento de este tipo, se sitúa en un contexto ficticio, en el que no existen relaciones de poder entre los distintos grupos sociales, y donde tanto unas prácticas sexuales como otras están igualmente legitimadas por un imaginado consenso social. Lamento informar que las expresiones homofóbicas, transfóbicas, o de otra índole basadas en las prácticas sexuales son una constante en el día a día de mucha gente.

    A mi tampoco me extraña que muchas personas se sientan reacias a escuchar la crítica a la heterosexualidad. De la misma manera que gran parte de blancos no están dispuesto a asumir los planteamientos anti-racistas, la patronal el de los empleados, o que una gran mayoría de los hombres no quieren ni tan siquiera escuchar la palabra "feminismo". Sin embargo, no creo que deba rebajar el discurso para mendigar parcelas de libertad.

    Siguiendo los puntos de tu crítica, me reafirmo en pensar que "muchos anti-fascistas llenan las paredes de veborrea machista. Sin embargo, si hablamos de cuestiones de sexualidad tenemos que regular el discurso y evitar herir sensibilidades". Es más, añadiría, como dice Gayle Rubin: "Progresistas que se avergonzarían de mostrar su chovinismo cultural en otros temas, lo exhiben rutinariamente en lo referente a las diferencias sexuales" De hecho tu respuesta a este post es producto de una "herida" (en sentido figurado) provocada por mi discurso. El sentido de tu respuesta, precisamente, trata de medir mis las palabras, se trata de una amonestación por no saber cual es el lugar que ocupan las críticas a la heterosexualidad y los límites a los que me tengo que acoger. No obstante, para aclarar la referencia a las pintadas antifa, debo admitir que no todos los mensajes anti-fascistas son vomitivos, una gran mayoría me gustan y comparto. Hoy por ejemplo he visto una pintada que decía "El problema no es la crisis actual, es la miseria de siempre". Me ha encantado.

    Pero bueno, volviendo a las propuestas de tu texto, creo que no es una buena idea eso de cortar pollas a los heteros,sería un desperdicio, yo prefiero comerlas hasta sacarles toda la lefa. Finalmente, no creo que mi discurso tenga algo que ver con los planteamientos del PP, por favor. El PP jamás aceptaría un maricón depravado como yo en sus listas que solo provocase escandalo tras escandalo.

    En fín, espero haber sabido contestar, no haber resultado amarg*, y que puedas entender que no es algo personal, sino un intento de radicalizar las cuestiones de sexualidad. Eso es todo.