"No hay porque ser más modernos de lo que ya somos" me advertía una amiga ayer mientras discutíamos de estrategias de resistencia, y charlando sobre desalojo de la famosa casa okupada de Madrid El patio maravillas.
Y es verdad!, No se si tiene que ver con que los paradigmas queer se me están cayendo encima uno detrás de otro. Pero bueno, si ya no se puede ser queer, ¿que seremos ahora? Temenos que estar en la vanguardia. Pero yo he pensado que quiero volver a ser un maricón de los de siempre. Folclórica y descarada. Pasar del buenrollismo hetero, e incomodarles en su puto planeta. Aprovecharme de la solidaridad de ZP para joderles cada vez que me lo pongan a huevo.
Y es que a veces, tengo la sensación de que perdemos el norte, de que somos tan modernos que me asusto. Que a las cosas hay que llamarlas por su nombre, sin florituras, decoraciones, ni artisteo. Que no siempre, pero si a menudo, las viejas teorías son las más modernas. Y que hacer un streeming esta muy bien. Pero llamar a la policía asesina, también les pone en su sitio. Y además, lo entiende todo el mundo.
